Todos los días rezaba para que mi esposo me amara de nuevo.

Después de quince años juntos, se alejó de mí, para ir directo a los brazos de otra.

No sabía cómo hacerle frente. No conocía mi valor. No sabía cómo existir sin él a mi lado.

Todo lo que quería era que regresara conmigo.

Entonces, apareció Jackson Emery.

Se suponía que era una distracción para mi mente. Una aventura de verano. Un impulso de confianza para mi corazón herido.

Éramos perfectos el uno para el otro, porque ambos sabíamos que no duraríamos. Jackson no creía en el compromiso, y yo ya no creía en el amor. Él era demasiado cerrado para mí, y yo me encontraba demasiado dañada para él.

Todo iba bien, hasta que una noche mi corazón dio un vuelco.

No esperaba que me hiciera reír. Que me hiciera pensar. Que desapareciera mi tristeza de alguna manera.

Cuando nuestro tiempo se acabó, mi corazón no sabía cómo alejarse.

Todos los días rezaba para que mi esposo me amara de nuevo, pero lentamente mis oraciones comenzaron a cambiar hacia el hombre que no era el indicado para mí.

Recé por una sonrisa más, una risa más, un beso más, un toque más…

Recé para que él fuera mío.

Aunque sabía que su corazón no estaba destinado al amor.